Las enfermedades mitocondriales son un amplio grupo de patologías que se caracterizan por una pérdida de energía dentro de las células del cuerpo. Las mitocondrias están presentes en todas las células. Estas enfermedades son degenerativas, crónicas y genéticas. Las personas tienen un deterioro físico y /o psíquico, pierden capacidades como andar, comer por sí solos o hablar, y los órganos dejan de funcionar poniendo en grave riesgo la vida de la persona. Pueden aparecer desde el nacimiento o en cualquier momento de la vida y afectar a cualquier órgano o sistema dentro del cuerpo. Al ser genéticas, es frecuente que afecten a varios miembros de la misma familia.
La rehabilitación es fundamental para frenar la degeneración de tejidos y la pérdida de capacidades, aliviar contracturas, prevenir otros problemas derivados y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los pacientes. Los costes medios de una familia en terapias rondan los 300€/ 400€ mensuales.
Las personas que padecen discapacidad física asociada a restricciones o limitaciones de la movilidad suelen recibir varios tratamientos a la vez y también de forma combinada. Una de las piezas claves en el día a día de estas personas es el tratamiento físico en el que se suele incluir sesiones de rehabilitación, fisioterapia, hidroterapia, terapia ocupacional, logopedia e hipoterapia. Las sesiones de trabajo son personalizadas y adaptadas a la condición de cada usuario, igual que los objetivos específicos que se plantean para cada uno de ellos. Lo que sí coincide para todos es el objetivo común que se persigue: mejorar su calidad de vida.
Con este proyecto se pretende ayudar a las familias de estos enfermos, intentando dar acceso, de manera complementaria, a las carencias que el actual sistema público sanitario ofrece para el tratamiento terapéutico a los enfermos crónicos, poniendo al alcance de las familias los medios económicos para poder acceder al tratamiento.
Por tanto, la justificación para desarrollar este proyecto se basa en mejorar la calidad de vida y favorecer el bienestar físico, social y emocional de dichos usuarios, colaborando de manera económica para que las familias puedan acceder a este tipo de tratamientos que no cubre el sistema público de salud y que tienen la eficacia demostrada de mejorar la calidad de vida de los enfermos.