"Tocado, pero no hundido"

"Tocado, pero no hundido"

Este proyecto tiene como objetivo fomentar, incrementar y complementar acciones que contribuyan a mejorar la calidad de vida de las personas mayores afectadas por ictus en Aragón, para lograr una mayor autonomía personal. Son muchas las personas que tras sufrir un ictus ven mermadas sus habilidades sociales, ya sea por la propia enfermedad o por la discapacidad derivada de la misma. 

Desde AIDA se cree especialmente necesario trabajar dichas habilidades, con el fin de mejorar la integración de los participantes y evitar que caigan en exclusión social, ya que son un colectivo que representa una elevada vulnerabilidad social.

Este proyecto está compuesto por diferentes talleres que realizaremos con una periodicidad semanal:

 Taller apoyo y promoción en las actividades básicas de la vida diaria.

 Taller movilidad funcional en la comunidad.

 Taller de ocio.

 Taller de fisioterapia.

 Taller de habilidades comunicativas: “diferentes formas de comunicarse”

 Taller de habilidades personales y sociales.

Con los talleres trataremos de fomentar la autonomía de las personas afectadas por esta enfermedad, conseguiremos que refuercen su autonomía personal, así como que desarrollen las capacidades y habilidades necesarias para ser autónomos e independientes.

Los destinatarios de estas actividades son personas afectadas de ictus de Aragón, en concreto, las personas afectadas de ictus que han sobrevivido a él que sufren secuelas de mayor o menor gravedad, es decir, un 55% de las personas que han sufrido un ictus.

Como esta patología viene determinada por su heterogeneidad, las actividades se adaptarán adecuadamente a las secuelas físicas, psíquicas y/o sensoriales que padecen para que cada usuario sea partícipe de las mismas en la mayor medida posible.

Aunque el número de afectados de ictus con estas características es bastante numeroso en nuestra comunidad y puesto que se prevé que cada año los beneficiarios no sean los mismos, en este proyecto, cuya duración es anual, se prevé llegar aproximadamente a unas 330 personas, entre afectados de ictus con secuelas físicas, psíquicas y/o funcionales y colaboradores, tanto de carácter médico como centros de servicios sociales.