Los enfermos de Alzhéimer y otras Demencias poseen unas características muy complejas. Según la fase de su deterioro, tienen unas necesidades que implican una dependencia en algunas actividades básicas de la vida diaria.
Las intervenciones terapéuticas no farmacológicas ayudan a ralentizar dicho deterioro y suponen un respiro para sus familiares cuidadores, quienes permanecen al lado de las personas enfermas día a día.
Las terapias con animales suponen una estimulación extraordinaria, siendo muy beneficiosa para ellos, pues en la mayoría de los casos es muy larga y dura de soportar para el entorno.
Con esta terapia alternativa se fortalecen las capacidades físicas y psíquicas individuales a través de la figura del perro, actuando de agente estimulador entre los enfermos, y potenciado su autonomía y motricidad, además de mejorar su autoestima y memoria. Se trata de unos estímulos tanto físicos como sensoriales o emocionales.